¡Al fin! ¡Al fin! Apareció el football bien jugado en este mundial, luego de siete partido se vio un equipo que juega al football. Increíblemente es Alemania ese equipo. Los dirigidos por Joaquín Loew fue el primero en llenarme el ojo, tanto que hasta grite los goles del segundo tiempo.
A Alemania y Australia les tocaba jugar el último partido del día domingo. Los germanos le pasaron por arriba a los canguros que daban una lástima y a la misma vez odio de tanto pegar patadas, tirar pelotazos, protestar. Daban asco. En cambio los alemanes se mandaron flor de partido y se lucieron ante un rival que parecía amateur y dejo a sus dos mejores jugadores, Harry Kewell y Mark Bresciano en el banco de relevos.
Ya a los ocho minutos Podolsky anotaba el primero gol con un fuerte remate, para que más tarde Miroslav Klose que estaba empedernido en errar goles con los pies, anoto de cabeza ante una mala salida del portero australiano. Su salida tardía solo puede ser explicada en que se estaba atando los cordones, poniéndose los guantes, llamando a Australia a ver si la señal del partido llegaba bien, preguntándole a un alcanzapelota si se veía gordo y tomando la pastillita de esa hora.
Dos a cero en el primer tiempo para seguir con el trámite en la segunda parte, en donde se sumaron otros dos goles convertidos por Fabian Muller en excelente jugada y Cacau en su primera pelota tocada.
A los australianos, el juez méxicano le expulso a Tim Cahill que no tenia muchas ganas de jugar al football o es judío porque se la paso pegando y pegando, era infame. Aunque es verdad que el chicano se comió un claro penal a favor de los de las tierras de los koalas, Alemania gano bien y se impuso con un categórico y sobretodo humillante cuatro goles a cero. Se candidatea como un favorito al título porque además cuenta con el mejor jugador del mundo: Phillip Lahm (que Messi ni Messi).
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